Aproximación

Parece mentira, pero todo llega. Y, en definitiva, seguirá siendo un misterio.

¿Por qué no tiro las cosas?

Hoy curioseaba en las cajas que todavía tengo medio abiertas de la última mudanza de hace más de un año. Como tengo intención de mudarme pronto de nuevo, media vida mía está en standby aún, metida en cajas de cartón.

Pues mirando encontré este ratón.

Es feo, feo. Pensé cómo había llegado hasta mí. Recordé que hace mucho compré un bolso, ya no recuerdo cual, que traía colgando esa criatura. Lo primero que hice después de pagarlo fue quitar el ratón que colgaba. Pero no lo tiré.

Ya no sé dónde está el bolso. Pero encontré el ratón en una caja. Lo miré y me dije: es feo de cojones, por qué no lo he tirado? En el fondo el ratoncillo ese me inspira algo así como ternura y pienso en cuántos niños estarían encantados de tener a este ratón en su bolsillo.

Es feo, sí, e inútil, sí, pero todo lo guardo porque soy una sentimental no sólo de lo que son o fueron algunos objetos, si no de lo que podrían ser.

No tengo solución… y espero que la próxima sea la última mudanza. Salvaré este ratón de la limpia inevitable que todo traslado conlleva, simplemente porque hoy me inspiró un post.

Cualquier excusa es buena para seguir guardando algo.